Imagine que su madre ingresa en el hospital de S/C de La Palma. Imagínela postrada, incapaz de valerse, relegada en una habitación individual junto a otras personas, sin servicio de rehabilitación, una cama provisional convertida en definitiva, un especialista que no puede visitarla diariamente, un asistente social que no existe. Imagine que la encuentra extenuada en el instante que precede a caer de la cama, llorando en la desesperación de verse precipitada hacia el suelo sin que nadie la auxilie, y que esta misma escena se repite en diferentes horarios y circunstancias.
Imagínese suplicando al personal y obteniendo respuestas como las siguientes “Hemos decidido sentarla en la cama y que cague en el pañal” “No podemos moverla porque es muy pesada” “Esto es lo que hay” Y el supervisor se limita a entregarle hojas de reclamaciones y actuar como Pilatos.
Usted sentirá la impotencia naufragando entre sus carnes. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de dotar al hospital con más personal y mejores medios, pero la falta de ellos no puede convertirse en excusa para justificar ciertas conductas laborales de algunos empleados chapuceros que estropean el trabajo y la dedicación de sus compañeros, que atentan contra la legalidad, pero sobre todo, juegan con los usuarios del hospital, y contribuyen a que este país sea menos social.
Hay muchas personas esperando para contar historias similares. Si no puede imaginarlo puede visitarles y contemplar esta realidad con sus propios ojos. Reclamemos ¡dignidad!
¡Internauta anónimo, ayúdame a difundir estas palabras!
Imagínese suplicando al personal y obteniendo respuestas como las siguientes “Hemos decidido sentarla en la cama y que cague en el pañal” “No podemos moverla porque es muy pesada” “Esto es lo que hay” Y el supervisor se limita a entregarle hojas de reclamaciones y actuar como Pilatos.
Usted sentirá la impotencia naufragando entre sus carnes. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de dotar al hospital con más personal y mejores medios, pero la falta de ellos no puede convertirse en excusa para justificar ciertas conductas laborales de algunos empleados chapuceros que estropean el trabajo y la dedicación de sus compañeros, que atentan contra la legalidad, pero sobre todo, juegan con los usuarios del hospital, y contribuyen a que este país sea menos social.
Hay muchas personas esperando para contar historias similares. Si no puede imaginarlo puede visitarles y contemplar esta realidad con sus propios ojos. Reclamemos ¡dignidad!
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