Me proclamé rey frente a un mendigo, y rodaron cabezas. Engullimos frente al óbito de una luna alcohólica, y despertó el pasado. Narraste aventuras pasadas en la voz emocionada que surcaba los presentes, y me rendí al talento que brota del verbo querer. Nos alabamos, hicimos los sujetos breves, y nos extasiamos de predicados y otros complementos. Acabamos donde empieza la prostitución, en el punto previo al no retorno, donde un hilo de miel se convierte en torrente de calorías, para quedar sumergidos en la melancolía de un recuerdo inmediato.
¡Intrépidos marineros, soltad los cabos, izad las velas, surcad los mares, ved el manto azul que colorea los universos, y sed felices navegando a mar abierto, porque elegisteis ser marineros!
Gracias por tu amistad entrañable Fran Correa.
“El día de San Juan, cuando hagamos la fiesta de los melones, después de la tercera copa, promete que no lloraremos sobre el mar para que suba la marea, ni mearemos ha hurtadillas de los abstemios, y así nos traemos unas lapas”
¡Intrépidos marineros, soltad los cabos, izad las velas, surcad los mares, ved el manto azul que colorea los universos, y sed felices navegando a mar abierto, porque elegisteis ser marineros!
Gracias por tu amistad entrañable Fran Correa.
“El día de San Juan, cuando hagamos la fiesta de los melones, después de la tercera copa, promete que no lloraremos sobre el mar para que suba la marea, ni mearemos ha hurtadillas de los abstemios, y así nos traemos unas lapas”
4 comentarios:
Una luna alcohólica, emborrachada del verbo amar...
Sigue alcoholizando con palabras nuestros vasos, y brindemos con besos infinitos.
Laura
De allí a la bohemia seguro había pocos pasos. Y la luna sigue haciendo lo que todos le pidamos.
Luis
Noches como aquella han de repetirse, no dejemos que el tiempo traiga olvido.
La noche mágica se acerca, dando por seguro nuevos relatos, con lo que en ella acontezca.
Un fuerte abrazo.
Juan Fco. C.H.
Gracias Fran por estar ahí compartiendo las historias y los quebraderos de ideas bajo la Luna, porque al final del disparate siempre volvemos a encontrarnos.
Juan J. Aguiar
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