miércoles, mayo 10, 2006

El Primer Amor

Déjame brindar por tú memoria, contarte que la luna llena remonta la noche mientras baja la marea. Déjame contarte lo inconexo cuando tu espalda escapó a la caricia de mis manos, y un cosquilleo se apoderó de la yema de estos dedos castigados desde heladas en el Polo hasta el fuego de mis pensamientos.
Intento no rendirme a la distancia, tarareo a una nube que me oculta el universo, pruebo a sumergirme en la aurora de una foto impregnada con olores viejos, mientras escucho conversar a olas con callados.
Nunca volveré a ser tan inocente, ni entregaré mí corazón si no es por otro. Esto es lo más duro y lo más bello que pude aprender tras el amor primero, todo era tan especial, tan impredecible, tan confuso… tan verdadero. La razón me impide borrar cada recuerdo, el instinto natural de amarte fue sumido en los infiernos, mí corazón sólo puede desearte lindas historias y tu mirada sigue siendo cómplice de unas pupilas que aceptaron los colores de una nueva realidad.
No hablaré de unos cuantos pecados, mentiras, ni sueños quebrados. No hablaré de hipocresía, egoísmo o telenovelas basadas en historias difíciles de entender. No hablaré de dos jóvenes valientes explorando las sensaciones producidas en cada encuentro. Sellé los recuerdos con la imagen del último intento por conquistar tú cuerpo tras las uvas, al alba, desde el atril donde un día propusimos bebernos el océano. Donde tantas veces juramos amor eterno y sólo quedan recuerdos precisos. Te seguiré dejando, pues, a merced de mis recuerdos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Palabras que fluyen de tus recuerdos haciéndose poesía a mis ojos.
Palabras sin corazas, arropadas por un ser humano sensible.
Un gran beso infinito.
Laura