Proyectamos nuestras ilusiones, risas y lágrimas en un grupo de jóvenes elegidos para triunfar por los anónimos magnates de la televisión. Depositamos nuestras esperanzas en que venza el más afín a nuestra personalidad que no individualidad, y se crea una cultura de rechazo al fracaso y refuerzo del triunfo.
Deberíamos tomar conciencia de la realidad que nos plantea la televisión actual que nos proyecta hacia la piel de diversos personajes con el fin de crear a través de ellos una serie de necesidades para involucrarnos de una forma u otra en su ruleta de intereses y adicciones.
Acerquémonos a la música y todos los artes, acerquémonos a la diversidad, pero tengamos cuidado en la manera de acercarnos y de cómo nos acercan.
Juan J. Aguiar
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