miércoles, julio 02, 2008

El Fin del Mundo.

Me he mamado otra puta tertulia sobre la condena del planeta. Que no existen evidencias científicas sobre nuestra culpabilidad en el cambio climático, que se trata de un fenómeno natural y cíclico, y patín y patán, y patrañas que me ponen hasta el culo de la misma conversación deshumanizada e inconsciente. Me aburro de lo que me preocupa, porque hartos de mensajes confusos estamos más preocupados de enfrascarnos en debates inútiles en vez de buscar y aplicar soluciones que palien medianamente las consecuencias irreversibles que ya nos azotan.

Toda la discusión sobre el efecto invernadero se simplifica si creo en mis sentidos, escucho a los mayores, y leo el libro de la escuela de cualquier infante. Aunque no basten las evidencias científicas, y nos perdamos en debates con alientos saturados, siempre nos quedara la razón incluso en la densidad de nuestras neuronas.

Debemos superar la etapa de diagnóstico y centrarnos en alcanzar consensos que nos permitan luchar por salvar a nuestra especie contra aquellos cuyo único interés pivota en añadir ceros delante de unos y nueves. Y ya no quedan más lecturas salvo las oportunistas y movidas por intereses de vaya usted a saber usted que tipo de personajes. Tal vez no saben que la identidad más auténtica permanece enmascarada en los miedos que tratan de obviar.

Otra reflexión al hilo de este asunto evidencia que cada vez que se habla de este tema canta un grillo en nuestro jardín, que narcotiza y sacrifica nuestra razón para dar la voz a frases hechas y palabras resabidas. Al igual, el hecho de reflexionar sobre el mismo asunto, a pesar de su coste en recursos mentales puede ayudarnos a encontrar nuevas fórmulas para la salvación.

1 comentario:

Mar dijo...

Hola JUAN! Hace tiempo que vi tu comentario en mi blog y quería contestarte... Y hace muchísimo que no "nos comentamos"...

:)

Me gusta lo que has escrito, estoy completamente de acuerdo... Pero mucho me temo que lo que deseas es un "imposible"... Soy defensora de las utopías, pero cuando hay tanto dinero, poder e intereses de por medio... Quizás (y sólo quizás) puedo defender la utopía absolutamente alcanzable de educar a nuestros hijos con la mentalidad adecuada, de comportarnos en consecuencia cada cual, de apostar porque nuestra manera de comportarnos (los seres humanos) acabe cambiando alguna vez, porque los "Dinosaurios" corruptos e invisibles que nos manipulan acaben extinguiéndose de una vez por todas...

Y de que en ese trancurso la Tierra nos de una tregua y aguante antes de meternos tremenda patada en salva sea la parte y hacernos desaparecer... Desapareceremos en cualquier caso. Ojalá dentro de muchos millones de años, cuando nos toque.

En definitiva, como bien dices: cansa, agota, quema... Y no se hace nada.

Confío más en la "providencia" que en nuestra capacidad como especie...

Quizás todo cambie algún día, ojalá, pero está en manos de los niños, de nuestros hijos y de su educación... Es decir, en cierto modo en las nuestras, en las de cada uno.

Un abrazo,

Mar.